EL DOMINIO TARNAQ
 
    El Dominio Tarnaq es un gran país que se sitúa en la costa noroeste del continente. Esta regida por un Tukradum (dios emperador), figura esta que es la de mayor poder tanto político como religioso en el Dominio.
 El Dominio no esta habitado únicamente por Tarnaq, sino que en su interior también hay humanos, Krieg y Haeg. Estos están divididos en tres Tunar (provincias, o pequeños piases) dependientes del dominio. Cada Tunar esta dividido por razas, de tal modo que en cada uno de ellos no haya mezclas.
 Los Tunar están situados en el corazón del Dominio, y cada uno esta regido por dos personas, un Shaok, representante del dominio, y un Morel, este suele ser un miembro de la raza que habita el Tunar, y suele ser elegido por estos para ser su portavoz ante el Shaok y viceversa.
    El Tukradum vive en la gran pirámide de Nait, en la isla de Taranaqu, situada en la costa de Tarnaq. Desde allí dirige a su pueblo según los designios que le indicara la llama eterna el día de su ascensión. Todos los hijos del Tukradum son aspirantes al trono, pero antes de acceder a el deben vencer a su padre en una lucha de voluntades en lo alto de la pirámide, y el derrotado se ve obligado a saltar a la llama eterna. Los hijos del Tukradum no son educados por este, sino por los sacerdotes de Taranaqu, los cuales le preparan para el momento de la confrontación. Cuando se considera que el Tukradum esta débil, comienza la búsqueda por parte de sus hijos del Choroj Naday, el arma ancestral que se encuentra oculto en el interior de la pirámide. La participación de todos los hijos no es obligatoria, pero aquellos que se niegan a realizar la búsqueda pierden todos sus privilegios. En el interior de la pirámide entran los hijos son arma alguna, y solo puede salir uno, después de haber acabado con sus hermanos, y portando el Choroj Naday empapado en la sangre de estos. Cuando su hijo sale de la pirámide, el Tukradum esta obligado a aceptar el desafío de este. Cuenta la leyenda, que cuando un Tarnaq adquiere el rango de Tukradum, el humo que desprende la llama al consumir a su antecesor le indica los designios por los cuales debe reinar.
    Los Tarnaq del Dominio no tienen nada parecido a una familia o matrimonio. Cuando un Tarnaq (ya sea macho o hembra) encuentra a alguien con quien desea aparearse tiene lugar una lucha de voluntades en la cual el vencedor decide que es lo que hará. Esta practica no incluye solo a los de su misma raza, sino que también es llevado a la practica con humanos y Krieg, con los Haeg no se utiliza ya que su reproducción es distinta a la de los demás. De cualquier manera, esta muy mal vista la relación con seres que no sean Tarnaq. Esto no quiere decir que no haya parejas estables entre los Tarnaq ni que no sean capaces de enamorarse aunque no tengan rituales religiosos de emparejamiento.
    Un momento muy importante en la vida de un Tarnaq es el Nishik, el ritual de la mayoría de edad. Cuando un Tarnaq llega a los catorce años es cuando se decide cual será su futuro. Si supera el Nishik, demuestra que es capaz de elegir su propio destino, y por lo tanto a lo que se dedicara y recibirá su Chodoj, si no lo supera, será el Shaok quien lo decida y nunca podrá obtener el Chodoj.
    El Nishik consiste en tres pruebas. Dono (voluntad), Régok (habilidad) y Háshek (resistencia), y dependiendo de las pruebas que supere, demostrara ser apto para una labor u otra. Si supera las tres demuestra que esta preparado para elegir aquello que quiere realizar, aunque en un principio no parezca dotado para ello, se ha ganado la posibilidad de probarse a si mismo.