LOS HAEG


Haeg
Haeg en disposición de combate
   Los vimos acercarse desde la lejanía, una inmensa masa blanca y negra que se movía como un solo ser hacia nuestra fortaleza, según se acercaban los soldados comenzaron a disparar su flechas que se clavaban sobre la armadura que formaban sus huesos, sin que nuestros leves pinchazos hicieran que aminoraran su imparable marcha, y finalmente se detuvieron ante la muralla, comenzando entonces un extraño canto que hizo que los soldados encomendaran sus almas a cualquier cosa que les esperara en el mas allá, pero que en mis oídos sonó como la mas hermosa y temible de las canciones.
    Tras los cánticos el silencio, que acabo de desmoralizar a mis soldados, pues estos sabían que la muerte ya no se retrasaría mas, y finalmente el ataque, brutal y demoledor. Las murallas cayeron enseguida, y ellos no mostraron piedad para quien se cruzaba en su camino. Yo los vi llegar hasta mi posición y me admire de su belleza y mortal precisión.
    Finalmente uno de ellos llego hasta mi, y lo salude, sabia que no podría escapar vivo de allí, pero no me preocupaba, por fin había encontrado almas gemelas a la mía, guerreros natos que amaban el combate tanto como yo, y era feliz pues había sido tan afortunado como para haberlos visto combatir antes de mi muerte, así que le salude con mi espada y combatimos. El mundo que nos rodeaba dejo de existir para nosotros, y ambos disfrutamos de la lucha buscando huecos en nuestras estudiadas guardias durante lo que me parecieron siglos.
    Pero todo lo hermoso tiene su fin, y finalmente el se precipito pues era joven, y aunque me hirió, fui yo quien acabo con su vida. Pero la batalla estaba decidida, y el desenlace era dolorosamente obvio, a mi alrededor se esparcidos se encontraban los restos de mis compañeros, y ante mi se encontraban ellos, los Haeg, la muerte negra, y nuevamente los salude con mi espada, y me dispuse a morir. Pero para mi sorpresa, sus filas se abrieron haciendo un pasillo para que saliera de la fortaleza, y retirando la armadura de su rostro, su líder me hablo diciendo:
    -Has luchado valientemente y si miedo, y eso lo respetamos. Vive para luchar otro día, y deseo que cuando llegue el momento sea yo tu adversario.
    Tras decir me saludo, y se unió a las filas de los suyos, y yo avance entre ellos deseando que el momento de volver combatir con ellos fuera cercano.
Soldado anónimo
    Descripción física:
    La apariencia física de los Haeg es muy similar a la humana, dos brazos, dos piernas etc., pero ahí acaban las similitudes, su esqueleto es completamente distinto. Este se filtra por diversos orificios hasta quedar visible por el exterior de la piel. La piel de los Haeg es completamente negra, resaltando claramente sobre ella las partes de su esqueleto que sobresale, que es de un color similar al humano, y su cabello completamente blanco, así como sus ojos blancos sin pupilas.
    Los Haeg controlan completamente su esqueleto, siendo capaces de darle la forma que deseen pudiendo llegar a alcanzar una altura levemente superior a la suya natural. Suelen ser altos, siendo su estatura media el metro noventa para los hombre, y el metro ochenta para las mujeres, y sus cuerpos son hermosos, no conociéndose Haeg obesos o malformados. Pese a que su complexión no es excesivamente fuerte, su fuerza supera a la del humano medio.
    Los Haeg suelen vivir hasta los ochenta años, y desde que nacen hasta que mueren tienen el mismo aspecto físico. Nacen con los conocimientos y capacidades de raciocinio de un ser adulto.
    En el combate los Haeg hacen que su esqueleto recubra todo su cuerpo adoptando la forma de una armadura, esta forma varia dependiendo de la imaginación de aquel que la este creando no habiendo dos iguales. Asimismo, la parte de su esqueleto que surge de su manos, donde deberían estar las uñas en un humano, se une formando una filo que suele ser el arma que usan habitualmente, aunque no es este el único arma que pueden usar. Los Hádagen, son una secta dentro de los Haeg que combinan su esqueleto con metales forjados y unidos a este, siendo de este modo todavía mas letales que sus hermanos.
    El esqueleto de los Haeg esta en constante crecimiento y regeneración. Es por esto que una vez al día tienen que desprenderse de parte de el que al abandonarles se licúa convirtiéndose en una substancia que es utilizada en casos de necesidad como alimento, o en otras como abono para el campo.
    La reproducción es un ritual muy importante dentro de su cultura en todas la variantes que esta tiene, y representa para ellos una evolución dentro de su raza, durante este ritual, la pareja se abraza dejando que su esqueleto quede libre, y este comienza a atravesar el cuerpo de los dos miembros de lado a lado. Tras esto, comienza a envolver a los amantes creando una sólida coraza alrededor de ambos, de la que sale varias horas después un ser nuevo mezcla de ambos. Este ser tiene la consciencia de los dos, y en su interior guarda al futuro Haeg. Durante cuatro meses este ser con el resto de los suyos son un hambre voraz de conocimiento, y una capacidad de aprendizaje increíble. Tras este tiempo el ser vuelve a la coraza, de la cual, al amanecer del siguiente día salen tres seres. Se dice que el recién nacido posee lo mejor de todos aquellos con los que ha tenido contacto.
    Los Haeg, al igual que los Ilawar y los Elaen poseen el sentido llamado "percepción" que les permite sentir las presencia de aquellas cosas que les rodean, pero al contrario que estas carecen de la vista. Por lo demás, sus otros sentidos están mucho mas desarrollados desde su tacto hasta su olfato. A pesar de tener un sentido del tacto tan desarrollado, los Haeg no sienten dolor al ser golpeados, ni tampoco sangran, sudan, o padecen por el frío o el calor (esto no quiere decir que no puedan arder, sino que pueden reaccionar con perfecta calma ante estas situaciones sin dejarse llevar por el pánico). Su piel, al igual que su esqueleto se regenera a gran velocidad.

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