El combate era largo, y ninguno de los dos pretendía dar
cuartel. A pesar de la obvia superioridad de Anarath, Zulkien se negaba
a reconocer su derrota y luchaba como poseído, poseído por
los espíritus de todos sus hermanos caídos por la mano de
su enemigo. Finalmente, y de un certero golpe, Zulkien Partió el
cráneo de su adversario con su hacha, y Anarath cayó al suelo
sin vida. Zulkien alzo los brazos festejando su victoria, ignorando que
Anarath al ser hijo de dioses no podía perecer por mano de mortal,
y éste desde el suelo asió firmemente su espada y la clavó
en el pecho de su desprevenido enemigo, causándole la muerte al
instante. Tras hacer esto Anarath se levantó triunfante, pero su
alegría duro poco hasta descubrir que la herida que le había
causado Zulkien no sanaría nunca, dejándole una marca indeleble
en el rostro. Lleno de furia, Anarath, que ya no podía vengarse
por esta afrenta en su caído enemigo, hizo que los hermanos de éste
pagaran por ello y derribó las montañas bajo las que estos
vivían matando con ello a miles de Ilawar.
Así Zulkien llego a Ilwarath, donde fue recibido por Avjaal.
Éste lo acogió con grandes actos, pues Zulkien le había
proporcionado muchos súbditos y asimismo le habló.
- Grandes han sido tus hazañas entre los mortales, y grandes
también las serán entre los inmortales. Muchos de los aquí
llegados han sido enviados por ti, y tus logros te han hecho merecedor
del don que te ofrezco, pues tienes la oportunidad de ser uno de los matadores
de dioses.
Pero Zulkien estaba furioso por la injusticia que se había
abatido sobre su pueblo y así habló.
- Oh Avjaal, tú al que siempre he considerado el único
justo de entre los tuyos, pues la muerte siempre llega para todos, te has
descubierto como uno más de ellos, perdonando a uno de los de tu
progenie de recibir tu gélido toque.
- Conten tu lengua mortal - le detuvo Avjaal - no tengo que justificar
mis acciones ante nadie, ni ante mis hijos ni mucho menos ante uno de los
tuyos. Eres uno de los pocos que ha merecido mi respeto de entre los tuyos,
y el único al que he hecho la oferta que acabas de recibir. Así
que calla ahora y responde a mi oferta como debes, o enfréntate
a mi cólera, pues así como mi poder no tiene limites, si
los tiene mi paciencia.
- Grandes son tus poderes oh Avjaal - respondió colérico
Zulkien - y grande también tu arrogancia, al creer que con regalos
acallarás los gritos de los míos. No, no quiero nada tuyo
señor de los muertos. Porque nada de lo que puedas darme resarcirá
a mi pueblo de lo que nos has quitado.
- Tus palabras son hirientes, mortal - respondió finalmente
Avjaal - y hace mucho que nadie se dirige a mi de esta manera, pero eso
no hace menor tu falta. Si tan injustos consideras mis actos, haré
justicia tal y como me la pides, y desde este momento queda prohibida la
entrada de ninguno de los tuyos a mi reino. Vagaréis eternamente
sobre Daegon tras vuestra muerte sin que vuestras almas tengan descanso.
Antigua leyenda Ilawar
Descripción Física:
A simple vista, los Ilawar parecen completamente
humanos, siendo la única diferencia con estos la falta de pupilas
en los ojos (rasgo éste común en las cuatro razas que crearon
los Tayshari).
Sus cuerpos suelen ser bien formados y musculosos,
siendo raros los casos de obesidad, y la estatura media tanto de hombres
como de mujeres suele rondar el metro ochenta y cinco. Los que se han criado
bajo tierra suelen tener la piel muy clara, por lo que son muy sensibles
a la luz del sol, sufriendo quemaduras leves durante las primeras semanas
de exposición a ella. Después de esto su piel se oscurece
paulatinamente permitiéndoles vivir normalmente a la luz de Idiam.
Su evolución y fisonomía es muy similar
al de los humanos hasta que llegan a la de edad de cuarenta años.
A partir de entonces su decaimiento físico es mas lento que en estos,
llegando a necesitar ciento noventa años para alcanzar el estado
de vejez de un humano de setenta años.
También poseen lo que ellos llaman la “percepción” que
les permite sentir en la oscuridad total las cosas que les rodean, siendo
la vista para ellos un sentido algo atrofiado, al cual les cuesta un tiempo
acostumbrarse cuando salen a la luz, ya que esta anula su percepción.
La Sociedad Ilawar:
Los Ilawar son posiblemente la única raza
que conserva una cultura cohesionada en todos sus emplazamientos a pesar
de que estos están esparcidos por todo el continente. Con esto no
quiero decir que tengan un único rey para todos ellos, ni que estén
perfectamente comunicadas, sino que los aspectos estéticos espirituales
y sociales son muy parecidos (por no decir idénticos) en todas sus
ciudades.
Una parte muy importante en ellas son los destructores
de almas, a los que ellos llaman Bakuren, los cuales cumplen una función
vital en su sociedad, la de dar descanso a las almas de sus difuntos. Cuando
un Ilawar muere ya sea de muerte natural o violenta, su alma permanece
en este plano, sin tener jamas descanso, sin poder relacionarse con los
que le rodean, sin poder moverse del lugar en el que se encuentre su cuerpo,
y siendo percibida solo por unos pocos. Los Bakuren no son todos fanáticos
religiosos de Yago, sino que mediante el Talek-Mihosh, el ritual de purificación,
destruyen las almas de los suyos. Ya que estos no pueden reencarnarse,
se les libera de la carga de la tortura eterna.
Los Bakuren son muy respetados dentro de la sociedad
Ilawar dada la labor que desempeñan, y esta es la única religión
que tiene mas de uno de los que se podría denominar como sumos sacerdote,
los Damlesh Bakuren, ya que hay tres de ellos, en la actualidad estos son
Elgiri Kumai en Trollellom, Kibaren Shaloj en Ky´Em´Bra, y
Lendius Gortaj en Rearem. Este curioso hecho es posible dado el aislamiento
al que se someten las ciudades Ilawar con respecto al mundo exterior, y
sobre todo con las ciudades Ilawar de tierras lejanas. A pesar de que sus
ciudades se encuentran situadas geográficamente dentro de estos
países, ellos no toman parte en la vida social y política
de estos, es mas tampoco se consideran a si mismos como miembros de ellos.
Tanto los Bakuren como los Damlesh Bakuren
a pesar de ser muy respetados no ocupan ningún cargo relevante dentro
de las ciudades ya que al no guiarse por lo las leyes de estas, son de
los pocos Ilawar que suelen abandonarlas, esto, dicho sea de paso, hace
que los Ilawar tengan fama en el mundo exterior de seres fríos y
mortíferos, nada mas alejado de la realidad. Los Ilawar suelen ser
seres muy apasionados en aquello a lo que hacen, son grandes artistas y
rara vez dejan una obra sin acabar llegando a veces a obsesionarse con
ellas de tal modo que no comen ni duermen hasta que la terminan, esto también
es aplicable a los Bakuren, ya que una vez que comienzan la búsqueda
de alguien, ya sea un Kurbun o un discípulo para que continúe
su labor, no importa los obstáculos que encuentren rara vez pierden
la esperanza.
Quizás sea este sentimiento el que ha hecho
que esta especie no haya sucumbido al fatalismo, y que cada uno de ellos
viva su vida sin estar pendiente del momento final, esto no quiere decir
que no tengan presente ni teman a la muerta, sino que ellos viven su vida
día a día, y tratan de dejar su legado para la posteridad,
con la esperanza de en algún momento la maldición finalice
y puedan salir a la superficie sin miedo a que por un accidente fortuito
su alma quede eternamente ligada a un lugar del que no puedan escapar.
Esta esperanza parece ser la principal razón para que sigan hacia
delante.
Es también por ello, que aunque se encierran
en sus ciudades sin tener casi contacto con el exterior, reciben abiertamente
y con alegría a los visitantes que vienen de fuera, y les suelen
pedir que les hablen del exterior que casi ninguno de ellos ha visto. Suelen
trabar amistad fácilmente con los Elaen de Trollellom, al ser estos
unos de los pocos que pueden vivir en la completa oscuridad como ellos,
y por ellos apreciar la belleza de sus obras en su ambiente natural, y
a estos enseñaron los secretos de la forja en frío, y mas
de una vez les han forjado armas y armaduras de increíble belleza,
para recompensarles por las noticias u objetos raros traídas del
exterior.
No usan el dinero sino el trueque, y no dan valor tanto a los
metales o piedras, como al sentimiento con el que se ha trabajado una obra,
cualidad esta que perciben con facilidad. Tiene una capacidad limitada
de percibir las emociones que los autores depositan en sus obras, y consideran
un sacrilegio que alguien realice una obra sin sentirse involucrado con
ella, esto no quiere decir que no acepten encargos, sino que los hacen
algo suyo, tratando siempre de dar el máximo de si mismos en cada
trabajo que realizan.
La ley dice que si un Ilawar mata a uno de los de
su especie, no merece descanso, y será perseguido vaya donde vaya,
y se le dará muerte mundana, sin serle luego realizado el Talek-Mihosh.
Tras esto su cuerpo será llevado a la tierra de los malditos, donde
junto con su alma permanecerá durante toda la eternidad junto a
aquellos que cometieron un crimen como el suyo. Esta es una de las razones
por las que es muy raro el asesinato en su sociedad.
Los Ilawar no tienen clases sociales propiamente
dichas. Como los Elaen saben que cada profesión es necesaria para
que la ciudad funcione, es por ello que desde los cuidadores de los viveros
hasta lo soldados que defienden las puertas reciben el mismo trato. Hay
gente que tiene dos profesiones, como por ejemplo los Eyr (los diplomáticos
por llamarlos de alguna manera, que son aquellos que salen a la superficie
cuando hay que negociar) se dedican a otras labores la mayor parte del
tiempo ya que rara vez tienen trabajo del otro.
Las relaciones entre ciudades son tranquilas, y
no ha habido nunca una guerra civil entre ellas, los Ilawar que quieres
"prosperar" de manera humana suelen hacerlo entre los humanos. Al no haber
dinero el robo es casi nulo, y todos los encargos que se a los artesanos
así como su pago son pactados ante uno de los Bakuren, si una de
las partes incumpliera el trato sabría a lo que atenerse (no es
lo mismo el Talek-Mihosh, que que uno de los Bakuren destruya tu alma estando
tu vivo).
Con respecto a los dioses son bastante reacios a
ellos gracias a la maldición que recae sobre ellos, no matan a aquellos
que adoran a los dioses, pero tampoco los prejuzgan por ello.
La magia planar no esta mal vista, y algunos Ilawar
la practican buscando una solución para la maldición, a parte
de que son excelentes curanderos ahí donde los métodos tradicionales
fallan, y son también muy útiles para todo tipo de cosas
dependiendo de en que se haya especializado el Lutaûr (mago).
Las Ciudades Ilawar
Las ciudades Ilawar son maravillas tanto arquitectónicas
como artísticas. Fueron construidas hace milenios, en la época
de la segunda guerra de los dioses, y no hay manera de repetir semejante
construcciones en la actualidad. Todas ellas siguen un mismo esquema. Están
situadas en el corazón de las montañas, en grutas inmensas
creadas artificialmente, que se extienden a lo largo de varios kilómetros,
y que alcanzan varios centenares de metros de altura.
De los techos caen cascadas de agua que son triadas
por conductos artificiales bien desde la superficie o de ríos subterráneos.
Estas cascadas caen sobre canales que recorren toda la ciudad y que salen
por canales subterráneos comunicando unas ciudades con otras. Estos
canales pueden ser navegados gracias a los Diamreth.
Los Diamreth son vehículos construidos antaño
por los Ilawar, y que permiten a sus pasajeros viajar bajo las aguas, y
les proporciona oxigeno para respirar por un tiempo limitado. Su aspecto
es el de una gran esfera transparente en cuyo interior se puede contemplar
los controles flotando, estos vehículos solo pueden ser manejados
por lo Dimagorun, los cuales poseen los anillos que dan acceso a ellos,
y que están ligados a su familia. En su interior caben un máximo
de dos personas incluido el piloto. En la actualidad hay muy pocos Ilawar
capaces de manejarlos, y menos todavía capaces de repararlos. En
la antigüedad, una vasta red de túneles submarinos unía
todas las ciudades Ilawar entre si, y con el mar, pero durante las guerras
esta red fue sistemáticamente destruida por los Ailanu, y en la
actualidad solo une a las ciudades mas cercanas entre si, habiendo sido
también destruidas las salidas hacia el mar. Los Dimagorun, no son
solo los únicos capaces de pilotar estos vehículos, sino
que también son los únicos conocedores de los caminos que
se pueden seguir con seguridad, esta es una profesión que pasa de
padres a hijos junto con los anillos.
A parte de la red submarina, solo hay dos entradas
a las ciudades, y estas son terrestres. Estas suelen estar cerradas por
grandes y elaborados portones, y custodiadas por los Shaytak, los portadores
de los Grusuk, las temibles armas de antaño, capaces de acabar con
cualquier enemigo que se encuentre al alcance de los ojos del vigilante.
En cada uno de los edificios hay pequeños
jardines alimentados por los canales, donde sus habitantes plantas sus
alimentos. A pesar de conocer la existencia del Graath, los Ilawar prefieren
alimentarse por medios naturales, y dado que los animales son muy escasos
en las profundidades, su dieta es principalmente vegetariana, y también
suelen alimentarse de pescado el cual suele ser criado en viveros. Las
ciudades también suelen tener granjas de Lagasu de cuyas pieles
suelen fabricar sus ropajes cuya carne no suele ser consumida. Los Lagasu
son una raza animal que fue creada en la antigüedad por los Ilawar
mediante ingeniería genética. Puede moverse cómodamente
en la oscuridad total, y se alimenta de las plantas que crecen en las profundidades
de las montañas. Pero su principal logro fue que su piel se regenere
rápidamente, generando cada uno de ellos en una semana el material
suficiente para vestir a 5 personas. Su piel debidamente trabajada puede
llegar a adquirir la dureza del cuero endurecido, o de la mas fina de las
sedas.
Su aspecto es el de un animal cuadrúpedo
bastante grande (aproximadamente el tamaño de un caballo, aunque
sus patas son mas cortas y son mas anchos que ellos). Tienen una boca muy
pequeña con pequeños dientes lo cual no les permite masticar
carne. Se les suele dejar morir de envejecimiento, y su carne no se usa
como alimento en agradecimiento del servicio que prestan.
Sus ciudades son similares a las de la superficie,
aunque no suelen tener edificios superfluos. Todos los edificios están
habitados siempre, no habiendo templos o grande mansiones que sean habitados
solo en momentos especiales. Todos los edificios tienen un tamaño
similar, aunque esto no quiere decir que sean iguales. Cada uno de ellos
es completamente distinto de los que le rodean, siendo cada uno una obra
independiente, pero perfectamente encajada dentro del conjunto de la ciudad.
Hay varias leyendas que corren sobre algunos edificios. Se dice que sus
constructores pidieron a los Bakuren que no se realizara sobre ellos el
Talek-Mihosh para poder contemplar durante toda la eternidad la obra que
habían creado, se dice también que tras morir, sus almas
fueron capaces de dejar sus cuerpos y quedaron eternamente unidas a sus
creaciones. |