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La guerra había
finalizado. Tras siglos de luchas, los Ailanu habían sido desterrados
a un lugar en el que ya no causaran mas dolor. Su labor había finalizado,
los Grudarek podían descansar nuevamente.
La despedida fue triste,
pues durante mucho tiempo habían luchado y sufrido junto a las razas
mortales, y sabían que la siguiente vez que despertaran, aquellos
a los que habían conocido habrían desaparecido y solo encontrarían
un mundo nuevo y extraño en el que nadie los recordaría y
eso hacia la partida mas dura.
Estaban frente a mi, y se me hizo extraña
la expresión de serenidad de sus rostros. Había combatido
junto a los dos múltiples veces durante los últimos años,
y no recordaba que sus rostros pudieran expresar otra emoción distinta
a la ira y el dolor. Sentados en el suelo uno frente al otro se encontraban
Shajur´naal y Yahasha, el coloso verde y la frágil humana.
Sus ojos estaban cerrados y parecía como si el mundo a su alrededor
hubiera dejado de existir.
Hasta entonces no había
pensado en Shajur y los suyos como en maquinas de matar, no me había
preocupado en contemplarlos, y el contemplarlos hizo que los entendiera
en toda su grandeza.
Eran hermosos, como solo
ellos podían serlo, no poseían la belleza que posee una mujer,
sino la que desprenden las cosas intemporales, aquellas que sabemos seguirán
ahí tras nuestra muerte.
Sentados frente a frente,
Shajur entono un cántico, uno tan antiguo como la creación
y tan hermoso que mi alma lloró de emoción al escucharlo,
un cántico que hizo que un aura de luz los rodeara y comenzaran
a elevarse.
Entonces los dos alzaron
los brazos, y situaron sus manos a la altura del pecho del otro, formando
con ellas un recipiente para la luz que salía del interior de sus
cuerpos. Después de esto retrajeron sus brazos, y mientras sus manos
se tocaban por un breve instante a mitad de camino, las dos luces se hicieron
una, y en ese instante me pareció ver una pequeña figura
moverse en su interior mientras Yahasha llevaba esa única esfera
de luz hacia su pecho, donde desapareció.
Poco después de
finalizar este ritual, los amantes regresaron al suelo, y fue entonces
cuando contemple una imagen que me acompañaría durante el
resto de mis días, pues antes de que este regresara a su lugar de
nacimiento, contemple las lagrimas de Shajur´naal.
Los Yr´Draag son el resultado
de la mezcla de una hembra de una de las razas mortales con un Dragónida.
Durante este ritual, ambos permanecen sentados en el suelo, uno en frente
del otro para finalmente ceder una fracción de su alma para la creación
de un nuevo ser, un Yr´Draag.
Los Yr´Draag no tienen
una cultura propia debido a su evolución, distinta en múltiples
aspectos a la de las demás razas. Durante los primeros cien años
de su vida, el Yr´Draag no puede reproducirse, y es tras alcanzar
esta edad, la llamada edad del cambio, en la cual decide que camino seguirá,
el de su padre Grudarek, o el de su madre mortal, cuando puede tener descendencia.
Durante los cien primeros
años de su existencia, el Yr´Draag se prepara para el cambio.
En este tiempo el Yr´Draag debe plantearse que camino tomara, si
el de su padre o el de su madre. Si decide seguir el camino de los Grudarek,
se dirigira al lugar de nacimiento de su padre, y se unirá a la
roca de la que este surgió, para despertar como uno mas de los Dragónidas
cuando estos sean necesitados. Si decide seguir el camino de los mortales,
asumirá la forma mortal que desee, independientemente de la raza
de la que fuera su madre, perdiendo con esto todas las ventajas que poseía
como Yr´Draag, salvo la inmortalidad, don este, que transmitirá
a sus hijos.
Descripcion Fisica:
Los rasgos de los Yr´Draag
dependen de la raza de su madre, dependiendo de esto, puede tener la Kidán
de los Krieg, el exoesqueleto de los Haeg, o los cuernos cola y cuatro
ojos de los Tarnaq. Los elementos comunes a todos ellos son el color de
su piel, que siempre es verde, su falta de vello corporal, sus orejas aletadas
y sus capacidades especiales.
Tienden a ser muy fuertes,
ágiles y resistentes (para los estándares humanos) y su altura
suele superar los dos metros. Todo su cuerpo esta recubierto de pequeñisimas
escamas apenas perceptibles a no ser que se contemplen muy de cerca, estas
escamas tienen una gran resistencia y los sirven como una armadura ligera,
y sus dedos suelen acaban en una garras muy duras similares a las de los
Grudarek, aunque algo mas pequeñas.
La edad no causa mella en
ellos, y un año después de haber nacido ya han llegado a
su máximo desarrollo físico. Este aspecto permanece inalterado
hasta el momento del cambio.
Capacidades Especiales:
Los Yr´Draag poseen
una serie de capacidades innatas que heredan de sus padres, las cuales
hacen de ellos guerreros terribles.
A parte de ser físicamente superiores
a casi todas las razas inteligentes de Daegon, tienen la capacidad de volar,
proyectar rayos de energía de sus manos, a lo cual llaman Yinray
(la cólera del dragón), crear a su alrededor un campo de
fuerza que les disminuye la fuerza de los golpes que reciben, o Yuurgath
(el aura del dragón), y tiene la capacidad de regenerar en segundos
una extremidad que hayan perdido (salvo la cabeza) y de hacer eso mismo
a quien ellos deseen, asimismo se recuperan muy rápido de las herida
normales.
Si el padre del Yr´Draag era un Tsaday
(un renegado Dragónida que no regresó al lugar de nacimiento
tras completar su misión, sino que se ha dedicado a cuidarlo), este
suele enseñar el Yan´Rogak, el estilo de lucha que usan los
Dragónidas y que no tiene rival entre los desarrollados por las
razas mortales. |