Mientras tanto los Enaitas
buscaban seguidores entre los habitantes de Daegon pues habían perdido
a muchos de los suyos en la huida, y estaban débiles después
de la batalla contra los Namakitas. Tras encontrar seguidores buscaron
un lugar en el que asentarse, lugar que encontraron en la luna.
Los Jonudi tras descubrir que habían
sido substituidos por otros se sintieron agraviados, y fueron a pedir explicaciones
a sus padres pero, estos ya no estaban para responder a sus preguntas.
Por lo cual renunciaron a su adoración, y despreciaron a aquellos
que les habían quitado sus privilegios como únicos servidores
de los Enaitas. Tras esto asumieron una forma que causara terror en aquellos
que se oponían a ellos.
Así, al ser llamados
por sus padres para luchar contra los Namakitas cuando estos llegaron a
Daegon, se negaron. Y comenzaron una lucha contra los Ailanu por la supremacía
sobre las demás razas. Fueron los únicos, a parte de estos
capaces, de crear tecnología, y durante mucho tiempo fueron el único
enemigo que tuvieron los Ailanu.
Tras mucho tiempo de guerra vieron que
pese a su tecnología superior, su inferioridad numérica (y
su carencia de conocimientos mágicos) acabaría costándoles
su derrota. Así que llevaron sus ciudades a Nusureh, y durmieron
hasta un mejor momento para su venganza.
Permanecieron allí durante
mas de 4.000 años hasta que sus maquinas despertaron al pueblo de
Shaen´Tau´Hye, y de nuevo, lo elevaron hasta la superficie,
en espera de que los Ailanu tuvieran menos poder que antaño. Su
sorpresa, y alegría fueron inmensas cuando descubrieron que los
Ailanu habían sido expulsados, y Hye, asaltado por un sentimiento
de codicia, no llamó a sus hermanos, con la esperanza de poder conquistar
con sus siervos a los humanos que ni siquiera poseían tecnología.
Pero la conquista no era fácil, ya que los humanos de esa tierra
les opusieron una resistencia no esperada. El avance de los Jonudi era
cada vez mas lento, a pesar de su inmortalidad, 100 años era demasiado
tiempo, y apenas habían conquistado la isla de Northland. Habían
menospreciado a su enemigo, y eso estaba provocando grandes retrasos en
su conquista. A la inesperada resistencia de los humanos, se sumo mas tarde
la llegada de los Kesari que, termino por desequilibrar completamente la
balanza de poder hacia el lado humano.
Hye, derrotado no podía
regresar con sus hermanos después de haberlos traicionado, y se
vio obligado a permanecer en la superficie a la espera de una mejor oportunidad
de conquista.
Al no llegar informes de Hye,
las maquinas Jonudi dieron por supuesta su aniquilación, y tardaron
1.000 años mas en mandar otra expedición al exterior. Pero,
esta vez, fue haciendo emerger sus ciudades en distintos lugares del planeta,
esperando que las fuerzas enemigas de la superficie no pudieran prepararse
para un ataque masivo.
Su plan inicial fue exitoso y varios países
cayeron rápidamente bajo su control, pero al realizar un ataque
a tan gran escala, sus fuerzas habían quedado muy debilitadas, y
tras la sorpresa inicial, los habitantes de la superficie comenzaron a
reaccionar. Naciones antaño enfrentadas, formaban alianzas para
expulsar al enemigo común. La elite Jonudi, ante el brusco cambio
de la guerra, decidió sacrificar algunas de sus ciudades, y reunir
a todas sus fuerzas en un mismo lugar, desde el que retomar la ofensiva.
Al no se capaces de reproducirse, los Jonudi no podían permitirse
el lujo de hacer una conquista a gran escala, y no cometieron el error
de Hye de subestimar a sus rivales. Así, con una sólida base
en Baern, comenzaron a expandirse con seguridad por los países vecinos
que poco pudieron hacer contra su superioridad tecnológica.
Pero nuevamente el azar era
desfavorable para ellos. Los Jonudi aparecidos en Werela hicieron caso
omiso a las ordenes de la elite, y formaron bando común con los
Angorm contra sus antiguos hermanos. Así, tuvieron que ceder nuevamente
uno mas de sus objetivos. Pero esto no fue mas que un retraso para los
planes de la elite, la parte primaria de sus planes de conquista había
sido lograda, tenían una base estable en la superficie, y poder
ofensivo y defensivo suficiente para mantenerla hasta encontrar una solución
contra su otro gran problema, la reproducción. Si los Ailanu habían
conseguido hacerlos huir, fue precisamente gracias a ello. No podían
reponer las bajas que estos les causaban, y los Yunraêh
eran simplemente un mal recambio.
Así, una vez detenida
la guerra, los genetistas Jonudi se dedicaron a investigar los cuerpos
de los Yunraêh, solo para descubrir, que estos habían perdido
también su capacidad reproductora, al igual que su resistencia a
la luz solar. Tras estos descubrimientos, los genetistas trataron de crear
un ser perfecto que supliera estas limitaciones, cada miembro de la elite
cedió paste de su esencia para la creación del Taj´Lei´Gobeh,
el ser superior que les guiaría en la conquista, sus dioses les
habían abandonado, así que ellos crearían sus propios
dioses.
Pero la magnitud de este proyecto
hizo que descuidaran algo de lo que nunca se habían preocupado en
exceso, los Yunraêh. Durante años, estos seres habían
sido esclavos sumisos a sus ordenes. Pero al cesar la guerra, dejaron de
ser útiles, y se abandonó el control que se ejercía
sobre ellos, tras esto, los Yunraêh dejaron de recibir el sustento
que necesitaban para seguir existiendo, y comenzaron a tomar consciencia
de nuevo. En un principio siguieron realizando sus funciones, como movidos
por la inercia. Pero con el tiempo apareció un líder carismático
entre ellos, Harlad Nytil. El antaño Shraeb de Bran (la capital
de Baern), organizó en secreto una fuerza que se opusiera a los
Jonudi, no para expulsarlos, sino para sucederles en la conquista. En aquel
momento el numero de Yunraêh era con mucho superior al de Jonudi,
y estos no habían descubierto que junto a sus defectos, también
habían adquirido algunas de sus virtudes. La edad no causaba mella
en ellos, su fuerza y resistencia incrementaba de una manera espectacular,
eran capaces de dominar a otros seres con su voluntad, podían adquirir
la forma original de los Jonudi, y una vez que su creador abandonaba el
control sobre su víctima, esta se volvía inmune a el. Con
la confianza y la fuerza que da el numero, Nytil hizo estallar una guerra
civil en el joven imperio Jonudi.
Los Jonudi se encerraron bajo las cúpulas
de sus ciudades manteniendo temporalmente fuera a sus antiguos esclavos,
mientras esperaban finalizar la creación del Taj´Lei´Gobeh.
Para ello, la elite ordenó a los genetistas acelerar el crecimiento
de la criatura.
A la rebelión de los
Yunraêh, se unieron unos rayos llegados del cielo que destruyeron
las bóvedas que les protegían del sol, al mismo tiempo que
la maquina en la que se estaba gestando su tan esperada criatura. Al estallar
la maquina, esta abrió un portal que mando al Taj´Lei´Gobeh
a otro plano acabando al mismo tiempo con los genetistas que cuidaban de
ella.
Esta serie de sucesos, hizo
que la elite decidiera llevar sus ciudades nuevamente a Nusureh, la perdida
del Taj´Lei´Gobeh y los genetistas había sido un golpe
demasiado duro para sus aspiraciones, y necesitaban tiempo para reponerse
de estos contratiempos. Pero los Jonudi nunca olvidaron la traición
de los Yunraêh.
Una vez asentados nuevamente en la tierra sin
luz, la elite intentó recomponer la antigua estructura de poder.
Pero la estancia en la superficie había hecho cambiar a los Jonudi,
cada Tar´Kiriz tenia un nuevo señor que no pertenecía
a la elite, y que no aceptaba su soberanía, y la elite no podía
permitirse el lujo de iniciar una nueva guerra contra los sublevados, contando
todos los Tar´Kiriz, apenas llegaban a los 2.000 Jonudi, todas sus
esperanzas habían sido depositadas en el Taj´Lei´Gobeh,
y este había desaparecido junto a aquellos capaces de crear otro.
Mientras no pudieran reproducirse habría paz, pero algún
día encontrarían al ser supremo, y entonces todos los que
les habían traicionado pagarían por ello.
Descripción Física:
Su aspecto es humanoide, tendiendo
a ser muy estilizados (altos, y extremadamente delgados) suelen medir entre
1,90, y 2,20. Su rostro carece de rasgos distintivos como nariz orejas
o cabello, y su boca carece de labios mostrándose como una ligera
línea que se amplia de manera increíble dejando mostrar una
dentadura que haría temer hasta al terrible de los depredadores.
Carecen de ojos pero se ven vestigios de una posible capacidad craneal
para ellos que esta oculta tras la materia que recubre todo su cuerpo.
Sus dedos son angulosos, y delgados careciendo de uñas y acabando
en punta. Cuentan con cuatro dedos en cada mano, y dos en cada pié.
Los Jonudi carecen de un esqueleto
similar al del resto de los seres conocidos. Todo su cuerpo esta recubierto
de una substancia de un color negruzco, y que parece absorber la luz lo
cual les hace ser prácticamente invisibles con un mínimo
de oscuridad. Esta substancia que tiene un tacto rugoso y aspecto pétreo
parece ser un exo-esqueleto que les mantiene con una forma cohesionada,
y les sirve como coraza protectora dada su gran resistencia a los golpes.
La Sociedad Jonudi:
Gracias a sus maquinas, las
ciudades Jonudi permanecen bajo tierra, en una dimensión que llaman
“Nusureh” (tierra sin luz), a la que también pueden acceder aquellos
Jonudi que conservan la capacidad de retomar su forma original (la elite).
Los Jonudi se agrupan en grandes comunidades, estas comunidades son llamadas
“Tar´Kiriz” (que puede traducirse como ciudad, o lugar de reunión).
Todas las Tar´Kiriz están unidas entre si por el llamado “Nûru´Katézilen”
(portal negro), que rara vez es usado salvo en contadas ocasiones.
Las relaciones entre los nueve
Tar´Kiriz son muy tensas, y todas buscan el mismo objetivo, encontrar
al Taj´Lei´Gobeh, el ser que presuntamente podría hacer
que su numero aumentara. A pesar de toda su tecnología, han sido
incapaces de encontrar una solución para su gran problema. Y pese
a que los han intentado muchos de ellos, por alguna extraña razón
son incapaces de practicar la magia planar.
La otra gran ocupación
(y diversión) de los Jonudi, es la caza y exterminio de los Yunraêh,
quienes antaño les traicionaron. Si por alguna razón se ve
algún Jonudi en la superficie (salvo los sirvientes de Shaen´Tau´Hye,
y los pocos que quedan en Werela), es porque están de cacería.
En ese caso, el cazador suele vampirizar a varios humanos para que le ayuden
durante la cacería, para acabar con ellos cuando esta termina. La
cacería, a parte de una mera distracción, también
significa para los Jonudi un intento de superación, pues al cazar
a un Yunraêh, también recuperan la parte de si mismos que
dejaron en él. Es por ello muy importante para cada Jonudi acabar
con los humanos que ha Yunraêh cada uno, pues la caza de ese humano
por parte de otro Jonudi, haría que este tuviera poder sobre el
creador del Yunraêh.
Los Jonudi no necesitan comer,
dormir, o respirar, así que su existencia es muy monótona,
y dedican todo si tiempo a acabar con esa monotonía. Es por ello
que, pese lo que pueda parecer, son muy apasionados. Una vez que se proponen
una labor, no se detienen ante nada hasta conseguirla. |